martes, 8 de octubre de 2013

Orar y Creer

La mayoría de nosotros tenemos un gran problema y no hablo de las situaciones que se nos presentan a diario con las cuales debemos de lidiar, sino con la forma de cómo queremos que esas situaciones difíciles se solucionen.
Y es que la mayoría de nosotros oramos muchas veces sin creer que algo puede pasar. Y no me van a dejar mentir que a veces hemos orado teniendo la “convicción” de que nada va ocurrir y que ese problema va a terminar con un mal resultado.
Personalmente debo confesar que en ocasiones me he encontrado orando pidiendo a Dios su ayuda en determinada situación, pero con el pensamiento firme en mi mente que nada puede evitar que eso termine mal.
Parece ilógico pero así ocurre, yo he sido testigo de gente que ha orado por enfermos sabiendo que no se van a sanar, o personas orando por provisión sabiendo que no la van a recibir, mujeres orando por la conversión de sus esposos reconociendo que es difícil que se acerquen a Dios, padres orando por sus hijos resignados a que estos ya no van a cambiar, es así, ocurre, no estoy hablando de cosas del otro mundo, ni cosas que nunca han pasado, estoy hablando lo que suele pasar cuando oramos por algo que consideramos que es difícil de solucionar.
Y es que nuestra mente es así: evalúa que cosas son solucionables y que cosas no tienen solución y en base a eso cree. Sin embargo Dios no quiere que evaluemos con nuestra mente las soluciones a las situaciones que se nos presentan, Él quiere que nosotros oremos pero que también creamos que algo bueno va ocurrir.
Nuestro Señor Jesús dijo:
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”
Mateo 21:22 (Reina-Valera 1960)
Él dio la clave para la respuesta, nos dice que lo que pidamos en oración, también lo creamos para recibirlo. No tendría que haber más nada en nuestra mente que la seguridad de una respuesta a lo que estamos orando y entonces las cosas van a suceder.
Hoy quiero invitarte a comenzar a creer, que al orar por algo determinado ores con tu mente creyendo totalmente que lo que estás pidiendo lo vas a recibir y entonces vas a ver como Dios te va a sorprender con las respuestas indicadas a cada situación.
La próxima vez que ores que no haya más nada en tu mente que la seguridad total que vas a recibir esa respuesta que estas pidiendo, porque cuando crees sin dudar entonces ocurren cosas maravillosas.
No pienses en que ese problema no tiene solución, solo ora creyendo que Dios dará la respuesta perfecta a ese problema, no trates de imaginar cómo, porque imaginándolo puedes ser presa de la duda, en cambio confiando a pesar de las circunstancias o del panorama desalentador es cuando realmente Dios honra tu fe y te da las respuestas perfectas que tanto necesitabas.
¡Ora, pero también CREE!
“Confiamos en Dios, pues sabemos que él nos oye, si le pedimos algo que a él le agrada.”
1 Juan 5:14 (Traducción en lenguaje actual)

domingo, 29 de septiembre de 2013

Para Glorificar a Cristo Jesús


     El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.  Juan 16:14

La mejor forma que El Espíritu Santo puede Glorificar a El Señor Jesucristo es mostrándonos las cosas propias de Jesucristo. Jesús mismo hizo esta recomendación, Él se hizo su propio elogio. Hizo un adorno de él mismo con su propio oro. El Consolador nos muestra a nosotros aquello que Él ha recibido de Nuestro Señor Jesús.

El nunca dirá una cosa que no le haya sido revelada. Tiene una manera de abrir nuestra mente y de abrir las Escrituras y por este doble proceso Él nos muestra a nuestro Señor en nosotros. Hay mucho arte al exponer un asunto y este arte pertenece al más alto grado en el Espíritu de verdad. Él nos muestra las mismas cosas de Jesucristo. Este es un gran privilegio, como lo saben todos aquellos, Quienes han disfrutado de esta visión sagrada.

Debemos buscar la iluminación del Espíritu, no para satisfacer nuestra curiosidad, ni para traernos comodidad personal, sino más bien para glorificar a nuestro Señor Jesucristo. ¡Que bello es tener ideas dignas de Él¡, es hermoso tener impresiones vividas de Su persona, de su trabajo y de Su gloria. Entonces podremos con el corazón y el alma clamar verdadera alabanza a Su Nombre, y adorar con conocimiento.

Donde hay un corazón enriquecido por la enseñanza del Espíritu Santo habrá la visión de un Salvador glorificado y un conocimiento pleno y  convicción, esto va más allá unas simples palabras o enseñanzas naturales de hombre, es El mismo Espíritu Santo enseñándonos a Cristo y su Reino.

¡Ven Espíritu  Santo Celestial y muéstranos a Jesús nuestro Señor!