sábado, 27 de junio de 2015

Un Perfecto Incopetente

2 Corintios 3:1-5.

(1)  ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos?  ¿O tenemos necesidad,  como algunos,  de cartas de recomendación para vosotros,  o de recomendación de vosotros?
(2)  Nuestras cartas sois vosotros,  escritas en nuestros corazones,  conocidas y leídas por todos los hombres;
(3)  siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros,  escrita no con tinta,  sino con el Espíritu del Dios vivo;  no en tablas de piedra,  sino en tablas de carne del corazón.
(4)  Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;
(5)  no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos,  sino que nuestra competencia proviene de Dios.


¿Cómo responder ante  desafíos que van más de nuestras capacidades?

Algunos se sienten abrumados por la incompetencia y por eso se rinden y huyen de la dificultad que enfrentan. Hay otros que se sienten demasiados confiados en sí mismos y en las habilidades que creen tener. Pero para los creyentes en Cristo, ninguna de estas dos posiciones debe ser una buena opción. Pues la primera muestra falta de confianza en Dios y la otra demuestra orgullo. El apóstol Pablo describe la respuesta que el Señor espera de nosotros en 2 Corintios 3.4, 5. Nuestraconfianza no está en nosotros mismos, sino en Cristo.

No hay nada en nosotros que pueda hacernos competentes para aprovechar las oportunidades que nos da.

Dios es la fuente de nuestras habilidades. Y en cada situación difícil que enfrentemos, confiemos en que el Señor nos capacitará adecuadamente. Ni las circunstancias, ni nuestros sentimientos de incompetencia podrán jamás negar sus promesas.

Aunque los sentimientos de incompetencia son difíciles de sobrellevar, podemos hallarles el lado positivo, si respondemos de la manera correcta. 

Al comprender los beneficios, que enfrentamos en los tiempos de pruebas de la manera correcta. Ya no las vemos como una fuente de inseguridad y temor, sino como oportunidades que Dios nos da.

domingo, 14 de junio de 2015

Beneficios Del Perdón



El perdón es uno de los factores cruciales para mantener nuestro corazón sano. Al tomar la decisión  de perdonar, liberamos nuestro corazón del sufrimiento, el resentimiento y la amargura.

Al negarnos a perdonar nos quedamos amarrados al pasado, a la situación de agravio que vivimos y a nuestro ofensor, de esa forma le otorgamos a nuestros ofensores o enemigos un poder sobre nuestra vida, y la facultad de definirnos: nuestra emocionalidad, cómo nos comportamos y en quienes nos convertimos. En esas condiciones no hay posibilidad de sanar las heridas emocionales ni restaurar una relación, ni seguir adelante con nuestras vidas; pero el perdón nos devuelve el control de nuestras vidas. Nos permite cambiar o reescribir nuestra historia de agravio por una historia de victoria. Cuando perdonamos ya el pasado no nos determina. El perdón lejos de debilitar nuestra posición, nos hace más fuerte.

El perdón nos devuelve el enfoque esperanzador de la vida al sacarnos de las actitudes y estados emocionales de victimización conmiseración, culpabilización, rencor, odio y amargura. El perdón aporta una dosis importante del optimismo, esperanza, pasión, energía, satisfacción  y contentamiento por la vida. El perdón no modifica el pasado, pero al modificar nuestros sentimientos, nos brinda una nueva perspectiva del futuro; esperanzadora, retadora y emocional. Este cambio de actitud cambia diariamente en forma positiva nuestra experiencia de vida.  A la larga afecta positivamente nuestra motivación efectividad y productividad.

Desde El Punto De Vista Espiritual Psicológico y Fisiológico Al Perdonar Ganamos Salud y Bienestar.

El perdón influye favorablemente en nuestra salud psicológica al romper la cadena de sufrimiento y rencor, somos liberados de emociones tóxicas que se acumulan cuando retenemos el perdón. El perdón nos permite soltar la situación dolorosa y, en consecuencia, sanar las heridas emocionales. De esta forma nuestro desempeño emocional es más sano y funcional. Por el contrario, al negarnos a perdonar damos lugar a un desempeño emocional deficiente, restringido y poco adaptativo.

La falta de perdón crea un ambiente psicológico interno tóxico, caracterizado por un balance emocional negativo, degradado y poco creativo, lo que afecta en forma negativa cómo interactuamos con otros, los propósitos y metas que nos trazamos, y el tipo de relaciones que establecemos.

Desde el punto de vista físico, cada vez más la ciencia médica comprueba el impacto como falta de perdón genera sobre nuestro organismo. Este impacto negativo se traduce en aumento de complicaciones psicosomáticas enfermedades cardíacas, menor resistencia a enfermedades físicas, más vulnerabilidad al efecto del estrés, desordenes autoinmunes, artritis, trastornos gastrointestinales, dolores crónicos, entre otras enfermedades. Por otra parte, la práctica del perdón extiende la longevidad de la personas.

En relación a la vida espiritual, ésta se ve beneficiada con la práctica del perdón al alinearos con Dios en su actitud perdonadora. La actitud de perdón (pedir perdón a Dios y concederlo a otros) nos permite estar en paz con Dios y con nuestro prójimo.

El perdón trae beneficios a nuestra vida, como los beneficios físicos, emocionales y espirituales. Trae beneficio a nuestras relaciones  haciéndolas más armoniosas, estables y edificantes.

El perdón genera un efecto positivo en nuestras vidas de oración al hacerla más rica y efectiva. De igual forma demostrar una actitud perdonadora hacia otros, nos facilita apropiarnos del gozo y la paz de Dios, que constituye valiosa fortaleza para lidiar con el dolor, las vicisitudes, tribulaciones y presiones de la vida.

CUADRO COMPARATIVO DE LOS BENEFICIOS / PERJUICIOS QUE GENERA EL PERDÓN O LA NEGACIÓN DE ESTE.

PERDÓN
FALTA DE PERDÓN
Libertad
Cautividad
Gozo y Paz
Resentimiento y sufrimiento
Relaciones Saludables
Enemistad; relaciones disfuncionales.
Alineamiento Con Dios
Desarmonía con Dios
Salud Integral
Disfuncionalidad y enfermedad
Recursos de Afrontamiento y Gestión constructiva del conflicto el dolor y el enojo.
Estacionamiento en el desarrollo del potencial humano