lunes, 16 de marzo de 2015

Cómo Cultivar Un Corazón Sano?


Como en el agua el rostro corresponde al rostro, Así el corazón del hombre al del hombre. Proverbios 27:19. Reina-Valera 1960

      El corazón refleja la verdadera realidad del hombre.

 

• Más allá de la apariencia, el verdadero hombre se oculta en su corazón.

 

• Se puede tratar de demostrar una imagen o vender una apariencia, pero el corazón no puede falsificarse.

 

• El corazón es el centro de comando de la vida del hombre.

 

• Todo lo que ocurre externamente comportamientos hábitos, palabras y expresión emocional obedecen a los dictámenes del corazón.

 

• El poder de la vida del hombre reside, pues, en su interior: en su corazón. No en balde la Biblia nos exhorta a guardar nuestro corazón.



 

Proverbios 4:23. Reina-Valera 1960.
 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
 
       En este contexto la palabra corazón no se refiere al musculo que bombea la sangre en el cuerpo.

       Se refiere más bien al alma del hombre.

       En el pensamiento Hebreo corazón y alma son la misma cosa.

       El corazón es el centro de la voluntad del ser humano, donde se toman las decisiones, la sede del intelecto y emociones.

El corazón representa para el hombre el “yo mismo” su identidad, su vida propia, la consciencia de si mismo.


       El corazón funciona como un todo.

       Es el órgano que nos permite conocer  ser conocidos por Dios.

       “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen” Juan 10: 27.

       Esta hablando de una comprensión y un entendimiento de corazón.

Es en nuestro corazón donde pensamientos, emociones y voluntad se unen en una identidad una conciencia y un estilo de vida.

       Necesitamos enfocarnos, entonces, en edificar un corazón sano, lo que conlleva un proceso que dura toda la vida, dando prioridad a lo interno sobre lo externo de adentro hacia afuera.
 
       Edificar la vida interior requiere fijar el foco de atención en nuestras raíces y nuestra espiritualidad.

       Nos urge efectuar un retorno a las rices espirituales y a centrarnos en el carácter.

       Estas son las verdaderas bases para el auténtico poder personal.

       Lo que cuenta es quien es usted en lo más intimo de su ser, en lo más profundo de su fe, en su fortaleza espiritual.

       Esa es la verdadera fuente de su auténtico poder y éxito personal.

       Lo que hay en el corazón: emociones, pensamientos y voluntad determina el carácter de la persona.

       El carácter es el centro de desarrollo del ser humano.

       El carácter determina la integridad, la entereza, la fuerza y la competencia de una persona.

Sólo en el corazón sano se genera el ambiente adecuado para amar sin egoísmos, andar en rectitud, actuar con integridad y perdonar faltas cometidas.

       Un corazón sano no se genera al azar.

       Para forjar un corazón sano hay que cuidarlo; hay que trabajarlo intencionalmente.

       Se requiere enfoque, motivación disciplina y comunión con Dios para lograr un corazón sano.

       Cuando estoy determinado a mantener un corazón sano, cuido los pensamientos que traigo a él, para no contaminarlo, y así sentirme libre de resentimientos y rencores para así practicar el perdón cuando soy agraviado u ofendido.

       Esto ocurre como consecuencia de dar cabida al amor.

       No es posible forjar y mantener un corazón sano sin la influencia de Dios o apartados de Él.

 

       Dios es la fuente de todo bien y bondad y perdón.

       Por eso para forjar y mantener un corazón sano necesitamos mantenernos en compañerismo con Dios.

       Cuando cultivo mi corazón en comunión con Dios, entonces mi vida se llena de propósito.

       Para cultivar un corazón sano se requiere desarrollar una relación íntima, dinámica y vital con Dios, además de enfoque, motivación y determinación.

 


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