Juan 3:22-32
3:22 Después de esto Jesús fue con sus discípulos a la región de Judea. Allí pasó algún tiempo con ellos, y bautizaba.
3:23 También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua. Así que la gente iba para ser bautizada.
3:24 (Esto sucedió antes de que encarcelaran a Juan.)
3:25 Se entabló entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío* en torno a los ritos de purificación.
3:26 Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron: --Rabí, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos acuden a él.
3:27 --Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda --les respondió Juan--.
3:28 Ustedes me son testigos de que dije: 'Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.'
3:29 El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda.
3:30 A él le toca crecer, y a mí menguar.
3:31 "El que viene de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, es terrenal y de lo terrenal habla. El que viene del cielo está por encima de todos
3:32 y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
Jesús viajó al este de Jerusalén al río Jordán y continuó enseñando y bautizando, "aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos" (Juan 4:2). Esta parte del ministerio de Jesús fue similar al ministerio de Juan el Bautista. Y puesto que Jesús atraía gente en un área cercana a Juan y Sus seguidores, una preocupación surgió de algunos de los discípulos de Juan, "El esta bautizando y todos están viniendo a El."
Note que la preocupación no viene de Juan sino de aquellos cercanos a el. Juan demostraría su entendimiento de un verdadero servicio a Dios, pero aquellos mas cercanos a el no compartían este mismo entendimiento. Esto también le sucedería a Moisés cuando otros en el campo estaban profetizando y Josué dijo, "Señor mío Moisés, impídelos." (Números 11:28). Los discípulos de Juan, como con Josué, se sintieron amenazados que alguien mas estaba haciendo el trabajo que ellos creían que estaba reservado para el que ellos seguían. Si alguien más podría hacer el trabajo, el estatus de su líder podía comenzar a decaer - lo cual podría hacer decaer sus propias posiciones, su propio valor y auto estima.
La respuesta de Juan nos enseña lo que significa servir con humildad - esa cualidad que es fácil de enseñar, agradable de escuchar, pero casi imposible de vivir. Pero, consideremos primero como podría esto aplicar ahora. Como líder de ministerio, ¿como respondemos cuando otro ministerio se muda a nuestro vecindario? ¿Como respondemos si la popularidad de nuestro líder comienza a decaer? ¿Que tal cuando alguien demuestra que puede hacer lo que nosotros hacemos en una forma mas efectiva? Podría ser una dolorosa lección, pero es esencial que aprendamos la apropiada respuesta de nuestro corazón. Debemos vivir y servir de tal manera, que sin importar como otros protesten, podamos verdaderamente decir: En TODAS las cosas, a Dios sea la gloria!
Profundizando en el Pasaje:
Después de esto Jesús fue con sus discípulos a la región de Judea. Allí pasó algún tiempo con ellos, y bautizaba.Juan 3:22
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua. Así que la gente iba para ser bautizada.Juan 3:23
Juan el Bautista bautizó en dos lugares: en Bethania al otro lado del Jordán, y en Enón. Enón significa “fuente”. Existen varias referencias históricas que nos indican que el lugar estaba situado a 12 kilómetros al sur de Beisán y en aquel lugar había una “fuente de agua pura y bonísima, que formaba una especie de lago”.
Juan bautizaba en ese lugar porque necesitaba suficiente agua como para sumergir completamente el cuerpo de los que bautizaba. Porque el significado de la palabra bautismo es inmersión. Bautizar, por lo tanto es sumergir. Y para sumergir a una persona en el agua se necesita abundante agua. Si el bautismo hubiese sido de otra forma, Juan no hubiese tenido necesidad de buscar un lugar con “muchas aguas”.
Se entabló entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío* en torno a los ritos de purificación.Juan 3:25.
Los judíos discutieron con los discípulos de Juan acerca de la purificación, que tenía que ver con el bautismo. Ellos discutían sobre este tema, porque en aquel tiempo los judíos solían bautizarse muchas veces. Por ejemplo, los Esenios o la llamada “secta del Qumrán” tenían la costumbre de sumergirse muchas veces para purificarse. También, aquellos que tenían intención de casarse, hacían que sus novias se sometieran a lavatorios y lustraciones (purificación por medio de ritos) para lograr, después de casadas, la concepción y el nacimiento de los niños. Además, todos ellos se bautizaban muchas veces para purificarse en el transcurso de cada año. Pero Juan predicaba algo diferente. Era un solo bautismo y era también más que un rito. Debía estar acompañado con un cambio de conducta y de vida.
Aquéllos fueron a ver a Juan y le dijeron: --Rabí, fíjate, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, y de quien tú diste testimonio, ahora está bautizando, y todos acuden a él.Juan 3:26
--Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda --les respondió Juan--.Juan 3:27
¿Qué preocupaba a los discipulos de Juan el Bautista?
A los discípulos de Juan les preocupaba el hecho que Jesús estaba teniendo más éxito. Las multitudes comenzaron a seguir a otro “Rabí” o Maestro, y Juan, a medida que pasaba el tiempo tenía menos y menos seguidores. Su público comenzó a disminuir y por lo tanto, también el número de bautismos. Si esa situación continuaba, sus discípulos pensaron que su misión fracasaría. Para peor, algunos de los propios discípulos de Juan se habían pasado al bando de Jesús, uno de ellos fue Andrés, el hermano de Simón Pedro, quien lo buscó y lo presentó a Jesús. Esta misma preocupación puede brotar en los líderes y pastores si comienzan a notar que sus miembros dejan de asistir porque encontraron un líder o un pastor que llena mejor sus expectativas.
Juan el Bautista podría haberse enojado porque Jesús le estaba “robando las ovejas” o podría también prohibir a sus discípulos a juntarse con los discípulos de Jesús. Sin embargo, en lugar de actuar como un niño inmaduro, Juan dijo “No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo” y con esta frase reconoció que Dios, y solo Dios permitió tal cosa. Recibir del cielo es lo mismo que decir “recibir de Dios”. Todo lo que tenemos viene de Dios: (1) La vida (2) el mundo donde habitamos (3) la ciencia, la sabiduría, la inteligencia vienen de Dios (4) la salud (5) los recursos materiales (6) los dones del Espíritu (7) la fama, el reconocimiento de los demás (8) los discípulos y los miembros de nuestro grupo o de la iglesia son dones de Dios. Y a esto último Juan se refería. Es decir, que si él bautizaba más y todos lo seguían, era simplemente porque Dios le había dado esto. Si hay un grupo que crece más, es porque ese crecimiento lo recibieron del cielo, lo mismo se puede decir de una iglesia que está creciendo más que otra. Si aceptamos esto, tendremos una vida cristiana mucho más feliz y sin tantas tensiones.
Ustedes me son testigos de que dije: 'Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él.'
El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda.
A él le toca crecer, y a mí menguar.Juan 3:28-30.
La esposa representa aquí a la Iglesia y el esposo representa a Cristo. (compare con Efesios 5:21-32) y en 2 Corintios 11:2 Pablo dice “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”. Juan se consideró un “amigo del esposo”, es decir, aquel que en aquel tiempo se encargaba de los preparativos de la boda: el que hacía las invitaciones, organizaba la fiesta, presidía la ceremonia de casamiento. Juan por lo tanto se sentía feliz porque había cumplido con su misión de “preparar el camino del Señor”.
"El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Ésa es la alegría que me inunda." Con esta frase Juan estaba diciendo que estaba llegando la hora que él debía ponerse a un costado y dejar de Jesús cumpliera su misión. No debía competir con él para lograr un mayor número de bautismos, sino dejar que Jesús ocupe su lugar y que supere su ministerio. Podemos aplicar esta frase para nosotros mismos, (1) Primero, para que Cristo crezca y sea cada vez más aplaudido, a medida que nosotros mismos disminuyamos en importancia (2) Segundo, para que dejemos de gobernar nuestra vida, dejando todo el gobierno en las manos del Señor y decir como Pablo “no vivo ya yo, mas Cristo vive en mi.” Y (3) Tercero, que aprendamos a reconocer, a honrar y apoyar a los que Dios les ha dado autoridad, de la misma manera como lo hizo Juan el Bautista.
Para Reflexionar:
Si te sientes herido porque te han abandonado, recuerda la actitud que tuvo Juan el Bautista cuando le ocurrió lo mismo y reconoció que nadie puede recibir nada si no le fuere dado de parte de Dios. Así que solo Dios puede cambiar esta situación. No te preocupes por esto, preocúpate en agradar a Dios y en hacer su voluntad. Pregúntale en qué te equivocaste, pídele que te enseñe a ser un mejor líder y abre tu corazón para que esté dispuesto a cambiar lo que hay que cambiar.
No mires hacia atrás, olvida el pasado y dedícate a ganar para Cristo al mayor número que puedas. No esperes convocar a los antiguos miembros de la iglesia, dedícate con entusiasmo a los nuevos, a los que recién están comenzando, a los inconversos. Pide al Señor que te dé una mente creativa, que te muestre cómo puedes ganar a un mayor número, cómo puedes hacer crecer a tu grupo y multiplicarlo varias veces durante este año. Ejercita tu fe, en este año, aprovechando las cosas que parecen adversas. Dios te Bendiga Ricamente.
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